JOSÉ Mª. PINILLA (Barcelona, 1951). Poeta, editor y autor de varios libros de poesía, entre los que destacan: En tránsito (2002), Renacer (2003), Terraza de verano (2004), Umbral de tolerancia (2006), Los subtítulos del corsario (2007), Las palabras del náufrago (2007), El libro de las excusas (2007) y Erratas de fe (2007). Presente en diversas antologías, su obra ha sido reconocida con varios premios.
POÉTICA: La Poesía no se hace con ideas, sino con palabras, como ya escribiera Hierro a Degas, con la anuencia de Mallarmé. La idea toma otro sentido, otra forma... Significante y significado nos conducen hasta el verso de los dioses, que repitiera Valèry desde el simbolismo. Antes de que captemos el sentido, la palabra cautiva.
La lectura poética debe ser subjetiva: antes que las palabras, nos pueblan sentimientos. El poema es creación, y como tal no se atiene a más reglas que a sí mismo. El verdadero poema puede carecer de sentido, y nada sería, sin ese riesgo. Como un golpe de dados o un corte de baraja que, a mitad de trayecto, pronuncia una palabra nunca escrita.
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La polilla de la inocencia
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Porque bebimos cucharadas de álgebra
entre nubes de colores,
el escaleno y la esfera alborotaban
el agua dormida de las pizarras.
La circunferencia era una mentira de lluvia,
confundimos adverbios con pronombres
y la aritmética bostezaba
ante el párpado rojizo de la mañana.

Porque el recreo traía gotas de nieve azucarada
y disimulos de niña soplando granos de arroz,
la tarde nos llenaba los dedos
de tinta china, cerrando pupitres
y compases, al abrigo de la pausa,
mientras natillas y dulces de leche
volvían libros del revés.

Porque era la época del alma,
y aún lejana
la linterna de las cuentas vencidas
y el centro inmóvil del fracaso.
El secreto nocturno de la pasión por un libro,
los eclipses de luna
y el reloj de los préstamos.

¿Por qué colgamos la inocencia
en un armario?
Las polillas siempre arañan
el silencio de la ropa abandonada.
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***************Del libro En tránsito (Barcelona, Atenas, 2002)
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¿Dónde estás?
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Considerando que nos movemos por impulsos,
antes de andarse
era el camino;
y tu frase llega desnuda, tan sin voz
ni maquillaje,
rasgando la noche
entre dos chasquidos despiertos,
a encender la pupila del mensaje:
¿Dónde estás?

Y la pregunta,
esa pregunta,
se convierte en instrumento esencial,
en justo equilibrio,
un marco de principios generales
para el silogismo del amor.

Los colores de la ausencia se disuelven,
igual que un nada que lo fuera todo,
y es en ese instante, todavía,
cuando las penas transeúntes del olvido
vuelven a casa cabizbajas,
como sombras de lo que fueron.
¿Dónde estás?

Y apareces tú, detrás de la palabra,
vestida de blanco,
con el perfume que da la libertad,
amante, amada,
en el borde dulce del miedo ausente,
juntando las partículas de un mañana
en busca del después.

Es la frase, sin respuesta inminente,
una llamada de auxilio
en el bosque del silencio
y una lágrima hueca que nace
en la esquina exacta de tu nombre.

Dime,
dime dónde estás.
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***************Del libro Renacer (Barcelona, Atenas, 2003)
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Amándote, ignoro
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Las manos de la mar envejecen por devotas
y hay gente que ni siquiera ve su cuerpo
ni su pelo alborotado en pesadumbre;
en modo alguno. Casi cerca
las claras olas del olvido
suman y restan presagios mentalmente,
hasta agotar de refranes su aritmética
de muecas calladas y suspiros.

A lo mejor, es el claro azote de la piel
que nace de hora en hora
y se santigua, antes de la muerte,
entre los ojos y el alma,
los dos puntos y la coma, el ayer o el después.
los medios días y el disturbio,
la soledad, la historia y los caminos...

Por eso amo el acertijo imperfecto
y los zapatos rotos del idiota,
bebedores de lluvia como si de rioja se tratara,
el santo que no llega,
los pobres locos que inventan ilusiones,
los incendios que se enamoran del agua
y a quien celebra el cumpleaños tan solo que se asusta.

Amo las cerillas que no queman
y las uñas pintadas del profeta
y la sed que tiene el amuleto
para seguir siendo tan sólo un amuleto.

Y amo el trabajo mientras dura
y al patrón que desquicia mi salario.
La vergüenza y la pena y los ruidos de la noche
y también a quien roba sin sombrero.

Amo el final de una película
y la espalda de mi amante;
amo mi niñez y amo las espinas,
amo los llantos que perdieron el honor
y el honor que suena a sobresalto.

Amo el silencio sin respuesta
y las incógnitas de la pregunta improcedente,
amo el día y las horas compartidas.

Y de tanto amar, a veces, ignoro
que los ángeles no sangran, no lloran ni se caen,
sin alas ni venas.

Ni siquiera tienen sexo.
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***************Del libro Umbral de tolerancia (Barcelona, Atenas, 2003)
***************Accésit premio Carta Puebla de poesía, 2006
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Todo mi sacrificio es la palabra:

andar a tientas,
en el cálculo nefasto del valor de cada frase conseguida;
guardar el secreto en una plica,
como se guardan los truenos y se archivan tempestades
o se borra el camino que dejaron los insectos
y se apaga el sonido atroz
que destraba la caballería
entre la bala, el trueno y el galope.
Ahora, todo el silencio se convierte de pronto en estandarte,
una pelea de gallos, una bitácora de endechas,
resuelta con brasas de viento y lluvia;
un talismán, una piedra tan imposible, como la herida sobre el tiempo,
como esa cifra exacta que regula
cada instante aleatorio,
uno por uno, el eco de los pasos
que asume la marea,
ese color de espejo, de aguas abiertas como manos;
ese blanco de arena,
tan blanco como el alma que despierta
al impermeable bautismo del olvido.
Todo mi sacrificio es la palabra que me falta,
un rumor de constelaciones,
donde cada ciclo
repite siempre sus cadenas y adulterios,
letra a letra, como una conspiración o un desencanto.

Un aullido de gatos en celo
se pasea por los patios y los viejos muebles,
obstruye las cañerías
con el grito de las mentiras que estrangula,
asfixiando las paredes y su entorno.
Y aún nos quedan las sombras y rincones,
las azoteas,
el viejo tranvía renovado,
ese grifo y su sonido afónico que nos persigue,
mientras, en el mar de la duda va cayendo la noche,
con sus aristas de amante reposado.
Masa de agua y de cielo,
extracto de rocas y de asfalto,
bandadas de gaviotas, sobre el papel.
Todo mi sacrificio es la palabra
y ese mar que revela imperfecciones.

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***************De Libro de las excusas (Madrid, Vitruvio, 2007)
***************XII Premio “Luys de Santamarina”, Ciudad de Cieza (Murcia),de Poesía, 2007.

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