ISABEL DE RUEDA (Jerez de la Frontera, 1962). Cursa estudios de filosofía y de filología hispánica en la Uned. Ha publicado Al viento, De la memoria encajada, Tocada por la arcilla y Tu silencio en voces (Madrid, Vitruvio, 2006). Premiada en diversos certámenes (Manuel Barbadillo, 2001; Isabel Ovín, 2002; y Rincón de la Victoria, 2003; y finalista en el Victoria Kent (2000), Voces del Chamamé (2003) y Pilar Paz Pasamar (2004), ha colaborado con varios organismos, públicos y privados (fundación Caballero Bonald, Centro Andaluz de las Letras, Centro Andaluz de flamenco, tertulia El Arenal, tertulia El Ermitaño , Consejo Regulador del Vino etc.), ofreciendo lecturas poéticas y otros eventos de su especialidad.
POÉTICA: De lo más profundo, del más recóndito y apartado lugar de la mente, de la sangre o del alma, sin saber cómo, ni porqué surge un verso; un roce, una caricia, una luz que brota, un signo. y con él la Memoria, esa moneda, que como el maestro Borges dijera, nunca es la misma, llenándote de imágenes, mordiéndote hasta ubicarse, hasta quedar dulcemente encajada, cercada de silencios y recuerdos. Es entonces cuando el verso deja de ser verso, arrastrado por un sin fin de ideas, sensaciones, colores y olores que brotan como espuma, que te apresan y te inundan de palabras. Y he aquí el Poema; ese trozo de alegría, de dolor, esperanza o deseo... verdad o mentira -ya lo dijo Pessoa- que trasciende en el espacio y en el tiempo, que se asienta y adquiere vida propia. A veces, pasa el tiempo y sientes que se aleja. No lo reconoces y notas como un frío su abandono; Tú lo aceptas como un milagro.
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Epitafio a don Quijote
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Si triste es morir, más triste
es vivir vencido de cordura.
Vencido siendo apenas isla,
apenas nube.
Morir
y no vivir trenzado,
maniatado casi
por la gélida y oscura sombra
del entendimiento.
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Latido de piedra
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Hemos vuelto al latido que late piedra,
al corazón cual roca o coraza.
Hemos vuelto dormidos a la memoria
vasta del desierto.
Y la rosa deshecha y la sangre lenta.
Hemos vuelto a la caverna ciega,
*********************al rugido.
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Inspiración
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La mañana, a veces, muestra su tibieza,
te toca suavemente, penetra el ángel.

Y ves
las flores nuevamente sorprendidas
con un himno o un canto.
Te sientas, abres las manos, todo
a ti te llega:
la eclipsante fuente, la exhausta
sonrisa que nos lleva a pacer desnudos,
blancos y susurrantes en un destello
de luz inamovible.
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La entrega
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Viene
la blanca sacudida de las flores,
la suave transparencia, la colmena
de un cuerpo hermoso que se ofrece como un
agua.
Pétalos de rosas que quisieran
la palabra ungida.
Sí, es mi piel, el río,
la llama que responde, el sonrojo
errante de las alas desplegadas,
el ciervo que quisiera penetrar montañas.
Sí, es mi piel y quiero
trascender en ti,
tocarte con mi cuerpo, desmecer
********************el mundo.
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El peso del emigrante
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Pesaban las alfombras más que el sol,
más que un bosque de dunas y palmeras,
menos
que el cansancio o que el olvido.
Pesaba la mañana en otra tierra,
en otra lengua pesaban las palabras,
menos que el djambé en sus sueños dorados,
menos que saberse ilegal o distinto
tras el beso amañado
*******************de un charco homicida.
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